Con un emotivo acto la Escuela Inclusiva de Gestión Social «Cacique Inacayal» de Esquel realizó el pasado viernes la inauguración formal de su edificio propio. Después de años de gestiones y mucho trabajo la comunidad educativa de dicha institución hizo realidad un sueño.
La ceremonia fue encabezada por el equipo de trabajo a cargo de la directora, Mariana Noriega y estuvieron presentes el intendente Sergio Ongarato; el Obispo de la Prelatura Esquel, Monseñor José Slaby; en representación de la Asociación Damas Salesianas de la República Argentina, la Arq. Diana Simmermacher; autoridades de diferentes instituciones de la ciudad; padres y alumnos. A esta escuela concurren jóvenes en situación de vulnerabilidad social y educativa, quienes finalizan sus estudios a partir de un acompañamiento integral.
La matrícula es de unos cien alumnos que, egresan con el Título de Bachiller en Economía y Administración, expedido por el Ministerio de Educación de la provincia de Chubut, de validez nacional. Se dictan talleres de formación profesional como Auxiliar en servicios de catering, Auxiliar panadero y repostero, Corte y confección, Huerta y mantenimiento de jardines, brindando conocimientos y herramientas para la inserción laboral.
Cabe destacar que la Escuela Cacique Inacayal fue fundada por las Damas Salesianas de Esquel y fueron muchos los que colaboraron para que la obra se lleve adelante en un terreno que fue cedido hace varios años por la Municipalidad de Esquel en calle San Martín al 1900. El edificio cuenta con cuatro aulas, un comedor, baños para docentes y alumnos, dirección y secretaría.
«UN ESPACIO DIGNO PARA FORMARSE»
El Obispo José Slaby fue el encargado de bendecir el nuevo edificio en el marco del corte de cintas y junto al Padre Rodolfo Costa Heredia expresaron palabras alusivas. «Hoy damos gracias a Dios, le pedimos que bendiga esta escuela y conceda su protección a todos los que cada día ingresan en ella para estudiar, aprender y enseñar», expresó Slaby.
Asimismo, subrayó el trabajo y las gestiones realizadas por las autoridades de la escuela con el objetivo de poder concretar el proyecto del nuevo edificio. «Ustedes no se han quedado, sino que estaban trabajando para que los jóvenes alumnos y las futuras generaciones tengan un espacio digno para formarse. Porque sin educación nadie puede progresar, sin educación ningún país puede ser fuerte, sin educación ninguna sociedad puede vivir y disfrutar de su dignidad y fortaleza», sostuvo. E instó a que «sigamos apoyando a esta institución. También colaborando para que esta casa pueda cumplir con los objetivos que se ha propuesto».
UN CAMINO DE VOLUNTARIADO
En representación de la Asociación Damas Salesianas de la República Argentina, la Arq. Diana Simmermacher, a su turno señaló, «hoy estamos acompañando a nuestras hermanas de camino. Juntas hacemos un camino de entrega, de voluntariado, para los que más lo necesitan. Agradecemos a todos, es un momento muy emotivo para nosotras porque desde hace muchos años tenemos este sueño y estamos trabajando en conjunto para hacerlo realidad. Para poder darles a los jóvenes de esta comunidad un espacio donde puedan formarse, educarse, crecer, ser mejores seres humanos. Nuestra sociedad lo necesita».
Agradeció «a cada uno por el esfuerzo de acompañarnos y seguir este camino, porque realmente lo necesitamos. Estar codo a codo para poder crecer y salir adelante. Quiero agradecerles a las chicas el enorme esfuerzo y compromiso. Es nuestra vocación y dejamos todo para contribuir con una sociedad mejor, siguiendo los pasos de nuestro padre Don Bosco. Es un trabajo que hacemos en varios lugares del país, por los jóvenes».
También se expresaron con palabras alusivas integrantes del directorio local de la sede «Mamá Margarita», de la Asociación Damas Salesianas, entre ellas Mariana Noriega, Gabriela Fresero y Valeria Scarafía. Quienes compartieron una emotiva frase señalando, «donde hay esperanza hay fe. Y donde hay fe suceden milagros». Indicaron que «todo nació en un patio, en la alegría del encuentro.
Esas reuniones forjaron un vínculo con los niños del barrio, quienes poco a poco acercaron a los jóvenes, a los primeros estudiantes, semillero de lo que sería años después una casa grande para una escuela de vida. La Escuela Cacique Inacayal. El motor siempre fue el Padre Julián Gordo y las manos trabajadoras, las Damas Salesianas. Pasaron 11 años y seguimos creciendo y trabajando, hasta lograr que ese sueño, ese patio, fuera propio».
También destacaron el compromiso de «todos los que se sumaron en el camino, para poner al servicio de los jóvenes no solo una educación integral, sino un espacio de calidad que se convierte día a día en casa, patio, lugar de trabajo, de estudio y de oración. Nada fue fácil, pero jamás nos detuvimos. Hoy nuestra escuela es habitada por estudiantes de toda la ciudad y sus alrededores.
Este año, la octava promoción de egresados recibirá su diploma aquí. Felices por sus logros que son también los nuestros, con la convicción de que esta casa siempre tendrá sus puertas abiertas. Gracias a todos por haber contribuido a hacer de nuestro sueño una esperanzadora realidad», finalizaron, invitando a los presentes a recorrer el flamante edificio.