A lo largo de toda la jornada de ayer se mantuvo la recomendación de evitar circular por las rutas en la zona cordillerana. Las condiciones climáticas con fuertes ráfagas de viento, lluvia y nieve generaron complicaciones para transitar entre las numerosas localidades, y los parajes más alejados. El aeropuerto de Esquel debió suspender actividades, La Hoya no pudo abrir sus pistas al esquí y se reprogramaron vuelos y viajes.
Desde Vialidad Nacional realizaron tareas para despejar la ruta 40. Un camión barrenieve estuvo sobre el mediodía de ayer despejando la ruta 40 a la altura del aeropuerto Esquel.
Las condiciones climáticas ya habían sido advertidas por el Servicio Meteorológico Nacional que declaró un Alerta Amarillo por nevadas persistentes de variada intensidad para toda la jornada del sábado.
En Esquel las precipitaciones en forma de nieve se registraron por la mañana, pero sólo llegaron a acumular en las partes altas.
Desde Protección Civil dieron a conocer que el vuelo procedente de la ciudad de Buenos Aires que tenía previsto arribar ayer a Esquel debió ser cancelado por razones meteorológicas. Todos los pasajeros de dicho vuelo fueron reprogramados para partir desde Esquel en horas de la mañana de hoy, debiendo asistir a las 9 al aeropuerto. Protección Civil salió a solicitar en este contexto climático evitar movilizarse de no ser estrictamente necesario.
PISTAS CERRADAS
El Centro de Actividades de Montaña permaneció ayer cerrado debido a los fuertes vientos y las condiciones climáticas adversas para la apertura de pistas. Desde la concesión adelantaron la intención de contar hoy con mejores perspectivas, invitando a los esquiadores de Esquel y la zona a acercarse al cerro a partir de las 10 de la mañana.
LA TROCHITA
La contracara del temporal se vivió entre los pasajeros que abordaron la formación de las 10 de la mañana prevista para los sábados. En medio de un paisaje totalmente nevado se desarrolló la tradicional excursión del Viejo Expreso Patagónico hacia la estación Nahuelpan. Fue una salida bien de invierno, con pasajes agotados, que permitió disfrutar a los viajeros de las salamandras antiguas que calientan los vagones, y las comidas típicas ricas en calorías.